En este país, muchos diputados han pasado de ser figuras políticas a personajes de farándula. Las alianzas con políticos de dudosa ética persisten, ahora disfrazadas de respaldo popular.
¿Cómo transformar el país desde la mentira y los intereses evidentes?
La magia que convierte a estos personajes de odiados a héroes es cuestionable. Estamos en un momento lleno de adrenalina e impulsividad, características que provocan las peores decisiones.
A los políticos, les insto a ser respetuosos con sus partidos y promesas, ya que el tiempo revela la verdad, y el golpe ante la población será duro.
Promover leyes sin análisis ni debate, sin considerar a expertos, revela arrogancia.
“Nadie dejaría su carro en manos de un carpintero” reconozcan la falta de conocimiento en algunos temas.
El populismo puro terminará cuando se revelen las mentiras.
Al seguir un guión sin debatir ideas, se pierde la coherencia y crece la hipocresía. La situación demanda reflexión y respeto a la verdad.
El sector privado, ya sea por temor o estrategias brillantes, se mantiene ausente en la discusión pública de estos proyectos. Su actitud es comparable a la de la bella durmiente, esperando que el beso del príncipe los despierte.
La participación activa y la toma de posición son esenciales para influir en el curso de los acontecimientos.